Capitulo 29

Sus labios sobre los míos.




         
Sus labios sobre los míos.




         
Peter está besándome.




         
Peter está besándome.




         
Mi mente dejó de pensar en las demás cosas, lo único que rondaba por mis pensamiento era "Peter, labios, beso" y en cómo mi corazón se volvía loco sólo con el contacto de sus labios.




         
–Espera... —lo alejé de mí como pude, lo miré con el ceño fruncido— ¿Por qué me has besado?




         
–¿Qué? —se veía confundido y desconcertado.




         
–¿Por qué me has besado, imbécil? —dije, mi garganta dolía, mi estómago dolía, mi corazón dolía— ¿Crees que por ser tú puedes venir y besarme? ¿Que tienes siquiera el derecho de hacerlo?




         
–Pero yo pensé...




         
–¡No! ¡Tú no pensaste nada! Sólo piensas en ti y en hacer lo que te da la gana, no piensas en los sentimientos de los demás. Eres un maldito egoísta. Eres un imbécil que no piensa. ¡ESO ERES!




         
Estábamos armando un show en el salón y lo sabía, pero no me importó. No sé que me pasó para decir todas esas cosas. Me paré y me fui hacia la puerta, dejando a un Peter desconcertado.




         
El profesor todavía no llegaba así que salí para ir directo hacia mi cuarto. Quería llorar y golpear algo.




         
–Lali —susurró Euge para luego abrazarme y caminar conmigo hacia nuestra habitación, mientras las lágrimas caían por mis mejillas.




         
–¿Qué fue lo que pasó? —me dice cuando nos sentamos en mi cama.




         
–No lo sé...




         
–¿Por qué le dijiste todo eso?




         
–Fue un impulso, supongo.




         
–Amiga estás loca —me dice con una sonrisa—. ¿Estás bien?




         
–Sip.




         
–Bueno... entonces ahora a reírnos de la cara que puso Petee cuando le gritaste todo eso, joder eso fue épico.




         
–Me siento mal ahora por haberle gritado...




         
–¡Alto ahí! Él se lo merecía, e incluso eso no fue nada. Lali entiéndelo, ese chico es el mayor hijo de puta que conozco, se merecía un poco de verdad.




         
–Tienes razón. ¿Entonces por qué me siento tan mal?




         
–Me dijiste que estabas bien.




         
–Lo estoy, no me falta un brazo o algo. Físicamente estoy bien.




         
–Serás estúpida.




         
–Lo soy, no sé que hacer... Me estoy volviendo loca.




         
–Yo te sugiero...




         
–¡Nada de planes! Ya ves como terminan.




         
–Que salgas con Pablo —me dice con una sonrisa.




         
–Lo haré, si no te das cuenta quedamos para mañana.




         
Me estiro en la cama boca abajo y grito. Esto es un asco. Yo soy un asco. Peter es un asco. Todos son un asco.




         
Ahora acostada, sola en mi cuarto, recuerdo mis momentos con Peter.




         
¿Como fui tan estúpida?




         
Era tan genial estar con él, sus besos, sus manos recorriendo mi cuerpo, sus sonrisas... ¡Alto ahí masoquista!




         
Trato de pensar en cualquier cosa menos en Peter... pero se me es imposible.




         
¿Podré alguna vez olvidarme de Peter?


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Hoy es la "cita" con Pablo, eso me emociona un poco.



         
–Lali + Pablo + cita= Besos, sexo y Lali embarazada —cantó la china.



         
–Idiota.



         
Me levanté y corrí al baño.



         
–Lali + Pablo + cita= Besos, sexo y Lali embarazada —volvió a cantar mi amiga.



         
–Cállate, ¡Mierda el agua está helada! —grité, y sentí la risa de super amiga— ¡Cállate te ríes como un cerdo!



         
–Maldita zorra.



         
Me reí y comencé a bañarme.



         
–Todo tuyo —dije cuando salí del baño.



         
–Ya era hora.



         
Busqué el uniforme, me sequé y me lo puse.



         
–¿China y mi bolso con mis cosas?



         
–Mierda —gruñó—, las tiene Cande, ayer cuando saliste corriendo ella dijo que te las traería.



         
Tomé el móvil de Euge y marqué a Cande.



         
–China te mataré por despertarme, maldita perra.



         
–Cande quiero mis cosas, después matas a Euge.



         
–Maldita Lali.



         
–Quiero mis cosas —le dije antes de colgar.



         
Tiré el teléfono a la cama y me fui a la cafetería por un café. Todavía me quedaban 30 minutos para la primera clase.



         
–¡Lali! —gritó alguien a mis espaldas. Me giré y me encontré con un sonriente Pablo.



         
–Hola —le sonreí.



         
–Entonces ¿Vas a la cafetería?



         
–Sip.



         
–Yo igual, vamos.



         
Me tomó la mano y caminó a mi lado.



         
–Entonces, ¿Estás lista para esta noche?



         
–Claro...



         
–Estoy esperando con ansias.



         
Llegamos a la cafetería, habían algunos grupitos. Avanzando con Pablo a mi lado, todavía con nuestras manos entrelazadas, pedí un café y él también.



         
–Déjame yo lo pago.



         
No discutí eso, sólo gastaría saliva. Ellos y su orgullo masculino de "Yo-pagar-todo".



         
–Entonces ¿Qué clase te toca?



         
Juro que si dice "Entonces" de nuevo, lo golpearé.



         
–Francés.



         
–Entonces te llevo.



         
Aguantando las ganas de golpearlo, asentí.



         
–Y ent...



         
Por favor que no diga entonces de nuevo, no aguantaré las ganas de pegarle.



         
–Lanzani —asiente hacia alguien, mátenme ahora.



         
–Martinez —dijo una voz ronca y profunda. Dios... ¿Es normal tener un orgasmo con sólo escuchar su voz?



         
Subí mi vista para mirarlo, sus ojos encontraron los míos para luego bajarlos y mirar mis manos entrelazadas con las de Pablo.



         
–Esposito —asintió en mi dirección y se fue.



         
¿Esposito? ¿Really? ¡¿Esposito?! ¿Por qué carajos me dice Esposito?


         
Es tu maldito apellido, estúpida —me dice mi subconsciente.



         
¿Desde cuándo tan formal?


         
¿Por qué tan frío? Y ¿Por qué me afecta tanto esto?



         
–¿Estás bien? —me pregunta Pablo.


         
Asiento y él me sonríe, sus sonrisas ya no me parecen tan encantadoras como las de Peter.



         
Mátenme ahora, ¿enserio acabo de compararlo con Peter?





         
Pablo me deja en mi salón y se despide de mí con un beso en la comisura de mis labios