jueves, 4 de febrero de 2016

Capitulo 34

Peter

             
 Me desperté por los ronquidos de Nico, maldito bastardo. Medio dormido agarro una almohada y se la lanzo, no sirve de nada. Tomo el celular de la mesita y marco el número de Lali.


             
             
– ¿Hola? –me responde bostezando.


             
             
–Hola nena.


             
             
– ¿Qué quieres? –Me dice, Auch.


             
             
– ¿Aún estas enojada? –le pregunto con voz inocente.


             
             
– ¿Debería estarlo? –me responde con fingida ternura.


             
             
–Eh... ¿No?


             
             
– ¿No?


             
             
– ¿Sí? –pregunto inseguro.


             
             
–No estoy jugando –Me dice, yo sonrió.


             
             
– ¡No te enojes conmigo! Ese hijo de...


             
             
– ¡Peter!


             
             
–Ok, ok, lo siento.


             
             
–Nos vemos luego –me cuelga, quedo mirando mi móvil y lanzo un suspiro.


             
             
Me levanto y golpeo a Nico con la almohada que estaba en el suelo, este se queja pero sigue durmiendo. Miro a Agus el cual se despierta, nos miramos y luego miramos a Nico, lo vuelvo a mirar y el asiente. Una sonrisa maliciosa se posa en nuestros labios.


             
             
Agus se levanta y saca de su mochila una botella con agua, yo me pregunto ¿Qué mierda hacía con una botella de agua en su mochila? Ni idea, me acerco a Nico y le destapo la cara mientras Agus le tira el agua.


             
             
– ¡Mierda! –Grita del susto, le toma un momento darse cuenta que está pasando– ¡Hijos de puta, los mataré!


             
             
Agus se lanza al suelo riéndose, mientras yo me río hasta ahogarme con mi propia saliva.


             
             
– ¡Me las pagaran! –nos dice Nico para luego ponerse a reír con nosotros.


             
             
             
                                       ****





             
Luego de bañarnos y vestirnos, salimos, en el caso de Nico para buscar a la china, en mi caso para comer y en el de Agus, para joderme la vida un poco.


             
             
–Eres un maldito celoso –me dice, cuando le explico porque Lali está enojada conmigo.


             
             
–No, no lo soy –le digo por cuarta vez, seguimos caminando para buscar algún comedor o algo.


             
             
–Mierda, sí lo eres –me dice riendo– ¿Sabes sí su amiga morocha, flaquita está saliendo con alguien?





– ¿Cande? Eh...creo que sí ¿Por qué?




–Esta buena –me dice– Creo que será un buen polvo ¿No crees?



Yo me río y asiento.



–No está mal.



Unas chicas pasan riendo por nuestro lado, dándonos unas sonrisas coquetas. Agus les guiña un ojo.



–Eres un prostituto –le digo haciéndolo reír.



–Dime si no están buenas –me dice, yo me doy media vuelta para mirarlas y asiento, Agus carraspea.



–Sí...están buenas –le digo todavía mirándolas.



– ¿Quiénes están buenas? –dice alguien a mis espalda, Joder, me di media vuelta para ver a Lali.



–Eh...yo, esto, nadie –dije balbuceando.



– ¿Lali nos vemos luego? –le pregunta la morocha con una sonrisa malvada, que perra.



–Claro –le dice, se cruza de brazos mirándome, su mirada me pone nervioso.



–Nos vemos luego compañero –me dice él hijo de puta de Agus.



–Nos vemos luego amigo –Le digo con sarcasmo, el ríe. Cuando pasa por mi lado le susurro; – Te cortare las bolas bastardo.





Él se estremece ligeramente, y yo sonrió con malicia, luego miro a Lali y mi sonrisa se borra. Mierda estoy en problemas.





– ¿Y bien?



– ¿Qué? –pregunte inocentemente sin acercarme, puedo salir herido.



– ¿Por qué no te acercas? –Me pregunto, yo negué con la cabeza– Chico listo.



–Gracias, ya lo sabía, pero es lindo que lo digas.



–Así que... ¿Quiénes estaban buenas? –me pregunta con voz tierna, desde donde estoy sé que es falsa, diablos pensé que se le había olvidado. Puse mi mejor sonrisa rompe bragas y conteste; –Nadie que me importe.



–Ah...Claro –me dice,  ¿Cómo pudo ignorar mi sonrisa? O sea se la dedique solo a ella, es mi mejor sonrisa ¿Y ella la ignora? Estoy profundamente indignado. Una sonrisa malévola se posa en sus labios, solo por mi vida retrocedo un paso.



–Y bien... ¿No tienes hambre? Yo muero de hambre.



–Sí... tengo mucha hambre –me dice mordiéndose el labio inferior, oh mierda... mi polla recibió eso muy bien.


–Eh... este, yo ¿Vamos?  – ¿Por qué mierda estoy nervioso? Parezco un jodido pendejo con su primer ligue.



– ¿A tu cabaña? Claro –me dice con una sonrisa, mis ojos se abren como plato, ¿Enserio ella, Lali dijo eso? Me encojo de hombros y con una sonrisa pícara respondo; –Claro nena, vamos.



Me acerco a ella y con una sonrisa la tomo de la cintura para irme a la cabaña. Los chicos no están, así que eso es perfecto.



Cuando llegamos a la cabaña, Lali me agarra del brazo y me tira a mi cama. La miro sorprendido, ella me sonríe con picardía y se sienta a horcajadas.



– ¿Qué pasa cariño? ¿Estas asustado? –me sonríe, posando mis manos en sus muslos, sonrió.



– ¿Yo, asustado? –Suelto una carcajada– Esa palabra no está en el vocabulario de Peter Lanzani.



– ¿No? –me dice moviendo sus caderas, mi polla sufre descargas, la muy cabrona no se puede resistir.



–N-no –digo mirando sus pechos, ella sigue moviéndose encima de mí, y mi control va desapareciendo poco a poco.



–Ahhh –dice en un gemido tirando su cabeza hacia atrás mordiendo su labio, joder esto es el jodido paraíso.



–Yo... Lali, joder –le digo perdiendo el control, cambiando de postura la dejo debajo de mi cuerpo, y comienzo a mover mis caderas. Lali agarra mi camisa sacándomela, la tira al suelo y toca mi espalda. Pasea sus manos por mi espalda y luego por mi pecho.



–Peter –dice con su voz entre cortada, baja sus manos a mi polla, la cual debo decir orgullosamente; esta enorme.



– Dime, nena –le digo, un gemido sale de mi cuando ella toca mi polla por encima de mis bóxer.



–Me encantas –me susurra al oído, sus manos, sus jodidas manos se meten por debajo de mis bóxer acariciando mi erección. Lali comienza a repartir besos por mi cuello, luego lo muerde.



–Y tú a mí nena –le respondo, ella encuentra mi boca y me besa, me besa como nunca antes me había besado, apoderándose de mi boca.



–Peter –vuelve a susurrar luego de dejar mis labios.



–Dime... –Ella mira mi cuello y sonríe.



–Para –me dice, yo la ignoro y comienzo a bajar la cabeza para besarla–No, Peter para. Tengo hambre.



–Luego vamos a comer algo –le digo quejándome. Ella me sonríe malévolamente y me empuja un poco.



–Yo quiero ahora –me dice, yo miro hacia abajo, mi polla duele, estoy demasiado excitado.



–  ¡¿Qué?!



–Luego retomamos lo que dejamos, oh mejor –me sonríe de nuevo– Cuando se me desaparezca esto –me dice y apunta su cuello donde está el chupetón. Jódanme.



–Espera... ¡¿Qué?! –Le digo ahora alterado, parándome, ella se sienta en la cama– ¿Cómo me vas a dejar así? ¡No es justo!



Sé que estoy comportándome como un niño, pero a este hermoso y perfecto niño no le van a dar su dulce, tengo todo el derecho del mundo a comportarme así.



– ¡Sí es justo! Tú no pensaste al hacerme esto, así que yo tampoco pensare en tu –mira hacia abajo, hacia mi polla la cual vuelve a sufrir una descarga  y Lali vuelve a sonreírme.



– ¡No, no lo es! Joder, no... tú no puedes dejarme sin mi dulce –le grito, y ella ríe, la muy... se ríe. ¡Esto es grave! Muy grave y ella se ríe.



–Pues, tu dulce tendrá que esperar –me dice parándose y plantando un beso en mi MEJILLA, ni si quiera en los labios. Le frunzo el ceño.



–Perdón ¿De acuerdo? –Le digo– Sé que no pensé en hacerte eso, pero joder... no me dejes así –le ruego, ustedes pensaran que estoy exagerando, pero no es así,  joder que voy andar con este dolor todo el día. Y enojado hasta tener mi dulce, y sí Lali está dispuesta a no dármelo hasta que se borre esa cosa, andaré peor que una mujer con su periodo.



–Ya es tarde cariño –me sonríe– Ahora vamos, tengo hambre.




Y dicho esto, ella camina hacia la puerta, miro hacia mis pantalones, bueno... la cosa ya ha disminuido. Tendré que esperar, pero yo Peter Lanzani no soy un hombre de paciencia, así que a jugar solo como yo sé. Voy a seducirla hasta que me de mi dulce, no será tan difícil, creo.

4 comentarios: